La
recompensa de la rebelión es el desastre, sin embargo, la rebelión de Su pueblo
no ha terminado con los recursos del Señor para redimir y restaurar (1:26-27).
LA SITUACION DE EL SALVADOR (1:2-9)
Proclamamos
una convocatoria a la asamblea del Señor, al remanente, para anunciar las
bondades y la misericordia del Señor a esta nación, anunciamos la bondad del
Señor sobre los ríos, sobre las playas, sobre los lagos, anunciamos una
visitación especial que va a ser notoria en cada rincón de esta nación,
anunciamos a la tierra que tendrá suficiente lluvia para una cosecha abundante.
Anunciamos a los cultivos de frijol, maíz, verduras, toda semilla sembrada, que
el Señor se va a manifestar sobre ustedes en misericordia y bondad. Proclamamos
esta palabra al remanente de cada ciudad de esta nación y oramos para que esta
convocatoria y santa palabra sea expandida a los cuatro vientos sobre todo el
territorio de El Salvador. Anunciamos la bendición en los aires y en todo recurso
telefónico, cable, energía eléctrica, ambiente, que este año el Señor abre las
ventanas de los cielos para prosperidad. Anunciamos una temporada donde las
cosas cambian porque el remanente se levanta y levanta esta profecía a los
cuatro vientos en esta nación. Los cambios que comenzaremos a observar anuncian
la mano del Señor orquestando todo para que Su Palabra sea cumplida, anunciamos
su palabra y Su bondad con alegría de corazón.
Anunciamos
que el Señor se dispone a establecer Su gobierno sobre esta nación, Su gobierno
a través de la intercesión y adoración. Anunciamos que los corazones del
remanente comienzan a tomar responsabilidad por lo que ocurre en esta nación y
comienzan a anunciarlo como está en el corazón de Dios.
Anunciamos
que el Señor salvará a El Salvador del enemigo del sur. Anunciamos que el Señor
salvará a esta nación de todo enemigo interno o externo que se ha levantado en
contra de los propósitos de Dios. Proclamamos como asamblea del Señor que esta
palabra es verdadera y trae su fiel cumplimiento por medio de la mano poderosa
del Señor.
Proclamamos
que cada ciudad de este país, en cada institución, en cada empresa, en cada
iglesia, se re-edifica bajo los principios del reino. Anunciamos que el gobierno
del maligno sobre estas instituciones, sobre la Corte Suprema de justicia,
sobre la Fiscalía, sobre la Asamblea, esos procedimientos ocultos, esas
alianzas diabólicas, esos arreglos monetarios se quiebran en el Nombre de
Jesús. Declaramos que salen a la luz esos arreglos torcidos y se corrigen por
la opinión pública. En el Nombre de Jesús proclamamos que el Señor detiene los
acuerdos injustos que se pretenden convertir en leyes que públicamente anuncian
la rebeldía de la nación en contra decididamente de los principios de Dios.
Proclamamos el Señorío de Cristo sobre las ciudades santuarios, sobre las
cárceles, trayendo paz sobre esta nación. Declaramos el conocimiento completo
de Dios y el temor del Señor desatado sobre todos estos lugares e
instituciones. Declaramos que el Señor esta RE-EDIFICANDO SOBRE EL FUNDAMENTO
CORRECTO. Declaramos que hay un cambio en las reglas del juego y que
poderosamente el Señor desplaza la oscuridad en los cielos y su gobierno sobre
naciones que tuercen la ley del Señor sobre este país. Declaramos que en medio
de los cambios y de la incertidumbre, el Señor estará abriendo la oportunidad
para los siervos del Señor para que hereden a sus hijos de toda cosa buena que
el Señor tiene para ellos. Declaramos el surgimiento de oportunidades para los
siervos verdaderos del Señor y para su descendencia. Declaramos que en medio
del caos y de la incertidumbre, los hijos de Dios se revelarán como el Tesoro
de Dios, nación escogida y redimida.
Los cargos del Señor contra Su pueblo: vs
2-3: falta de conocimiento (experiencia) y entendimiento (discernimiento) y
rebeldía
Oramos para
que el Señor se revele a Su pueblo como el Padre amado que nos ha redimido y
nos carga en Sus brazos y nos enseña el camino que debemos seguir. Oramos por
una revelación profunda a través de todas las iglesias, grupos de oración, etc.
Oramos que las iglesias vuelvan a predicar a Jesucristo como la verdadera
revelación del Padre y a una intervención especial del Señor a cada vida de los
redimidos, a través de intervenciones milagrosas en las diferentes
circunstancias, que todos sepamos que tenemos un Padre que cuida de nosotros,
que podemos correr a Sus brazos, que podemos pedir Su consejo, que no nos ha
rechazado. Oramos por una predicación y comprensión espiritual de la parábola
del hijo pródigo, tocando profundamente los corazones a lo largo y ancho del
territorio nacional. Oramos porque la Palabra de Dios despierte la pasión por
la búsqueda del Padre y encienda el fuego de Dios sobre cada redimido. Oramos
por el fuego de Dios sobre la Asamblea de los redimidos que ha sido convocada
para cambiar esta nación.
Oramos para
que cada creyente salvadoreño que experimente la revelación de Dios como el
amoroso Padre, busque desesperadamente la manera de conectar esta revelación
con su vida interior, la manera de pensar, los valores que rigen sus
decisiones, sus prioridades. Oramos que esta revelación cambie la manera de percibir
a Dios y a sus circunstancias, que cambie su manera de verse a sí mismos y de
ver a los demás. Oramos por revelación sobre la raíz espiritual de los
problemas de este país y de cada vida y de cada congregación. Oremos por que la
revelación del Padre nos haga vernos como verdaderos hijos con una naturaleza
espiritual que tiende espontáneamente a vivir de manera diferente a como vive
el mundo…que esa revelación nos permita ver a nuestros hermanos en Cristo como
lo que son: hijos de Dios, redimidos valiosos, los honorables del Señor. Que se
desate un corazón misericordioso de los unos con los otros, un corazón
perdonador, un corazón que honre a los demás y los ame por encima de cómo se
aman a ellos mismos. Que nos veamos como la familia de Dios en el Salvador,
familia que será usada para darle un giro poderoso al destino de este país y de
las naciones en esta región. Que esta revelación quite el pecado de rebelión
que nos ha sumido en tanta guerra, injusticia, asesinatos, desorden. Oramos que
este espíritu rebelde que se ha desatado en las naciones del mundo y en la
nuestra, se someta al Señorío de Cristo y lo veamos manifestado en la situación
política y social, así como en las familias y las congregaciones. Oramos por un
arrepentimiento personal y genuino por habernos rebelado en contra de Aquel que
nos amó, nos redimió y tiene un gran destino para nosotros. Oramos que la
sanidad personal y de la nación por causa del pecado de rebelión sea vista con
actos claros de abandono de relaciones de adulterio, fornicación, gastos
innecesarios (tarjetas de crédito), necesidad de ayunar por encima de
sobrealimentación, necesidad de orar por encima de querer resolver las cosas
con violencia a nuestra propia manera, respeto a las leyes de Dios por encima
de las humanas, y alejamiento de todo aquel pecado que nos aleja de conocer a
Dios de una manera íntima y personal. Oramos para que la experiencia de la
iglesia (culto) tenga una revelación más profunda del carácter de Dios y de sus
principios. Oramos para que la pasión por Jesucristo transforme el corazón de
los jóvenes y quite la rebeldía en medio de ellos, que se manifieste este
cambio en un gran movimiento de intercesión por pasión, para que el fuego de
Dios se revele a través de los devocionales y predicaciones.
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