Estamos siempre en el capítulo 6 del libro de Isaías. En
esta oportunidad estaremos estudiando la interacción de Dios con el profeta a
través del carbón encendido tocando sus labios.
Lo primero que notamos después de ser alertados por los
Serafines de la presencia de Dios, es que el profeta acepta su pecaminosidad.
Solo este hecho es de vital importancia hoy día. Muchos de los evangélicos
hemos equivocado el concepto del arrepentimiento; nos creemos perdonados por la
sangre de Jesús y limpios de todo mal desde antes y hasta el fin. Aunque esto
es cierto, el acceso a esa clase de perdón incondicional depende de nuestro
arrepentimiento, entendiendo éste como un cambio de parecer, un cambio en nuestros
valores, convicciones y acciones desde el más profundo nivel hasta el más
externo de nuestras motivaciones, hábitos y conductas. El verdadero
arrepentimiento implica aceptar nuestro error y, por el Espíritu Santo, cambiar
de actitud y conducta, adoptando nuevos valores, los de Dios. El Salmo 119 es
una linda expresión de lo que Dios espera que creamos. Debemos obedecer porque
le amamos y porque a través de conocerle llegamos a atesorar lo que El valora y
respetar lo que El respeta para hacer lo que desea que hagamos.
Con respecto a lo de labios inmundos, este día precisamente,
una amiga mía me hizo escuchar una grabación en la que un locutor leía cartas
que los radioescucha enviaban con el objetivo de encontrar o saludar amigos.
Mientras él leía se notaba su disgusto con algunas de las líneas…se trataba de
una carta de un hombre buscando pareja homosexual, compartiendo detalles del
tipo de prácticas y de la relación que esperaba encontrar. Me quedé perpleja!
Si tan solo vemos lo que se escribe en Facebook…lo que aparece en TV por unos
dólares mientras se prestan para corromper nuestra sociedad. Un amigo
extranjero me decía recientemente que el mundo entero estaba girando alrededor
de dos valores: dinero y sexo! Y mencionaba como la Iglesia en general no
estaba exenta! Si somos sinceros, deberíamos llorar como el profeta, al
escuchar lo que se habla en la sociedad…los temas de los que hablamos reflejan
la clase de corazón que tenemos.
He notado además como últimamente, muchas personas se
levantan con violencia. Hay poca tolerancia en las calles mientras manejamos.
El irrespeto a los mayores es increíble. Este mismo amigo me decía que la
cultura salvadoreña se caracterizaba por: el robo, la mentira y el orgullo, el
deseo de parecer más inteligentes de lo que en realidad somos! Comentaba como
los hombres en general, a través de la historia de esta nación, no han sido más
que esclavos despojados de todo poder y autoridad…el único poder que tienen es
sobre sus esposas e hijos y por esa razón hay tanta violencia intrafamiliar.
Además compartía como muchas de las estudiantes de universidades prestigiosas,
cerca quizá de un 60%, trabajan en áreas relacionadas con el sexo y muchas
otras sostienen sus estudios o sus familias por medio de relaciones
extramaritales con hasta 3 o 4 hombres a fin de “aumentar sus ingresos”. Muchos
hombres no solo no aportan dinero a sus hogares “porque no les alcanza” pero si
tienen otras dos o tres mujeres a quienes les “ayudan” con sus gastos…por
supuesto para el alcohol, clubes y futbol si hay dinero pero para “el vaso de
leche” de sus hijos, no. Pareciera más cómodo que el Estado piense en eso.
Mientras estos extranjeros compartían conmigo su perspectiva
de los salvadoreños, no pude más que llorar a solas y clamar para que Dios
tenga misericordia de nosotros, incluyéndome a mí y a mi familia porque tampoco
estamos exentos de la influencia de esta cultura y porque es necesario que
alguien haga la diferencia, sirva de modelo para que la sociedad se acerque a
Dios.
Cuando el profeta se arrepiente, inmediatamente recibe
perdón. Todo el proceso se origina y termina en Dios! Es esta redención a
través del carbón encendido la que permite que el profeta se acerque a Dios y
no solo que le vea de lejos, un tanto velado por los serafines. Este
acercamiento le permite escuchar esta vez no la voz de los serafines sino la
voz de Dios mismo. Vale la pena mencionar que esta etapa del encuentro tan solo
ocurre cuando el profeta voluntariamente ha dejado caer su agenda personal y ha
adoptado la agenda de Dios.
Mientras el profeta tiene una oportunidad que cualquiera de
nosotros quisiera poder experimentar, sus expectativas son bastante muy
diferentes a las nuestras. Sus expectativas o sus preguntas no están
relacionadas con saber si recibirá sus bendiciones, sus preguntas se relacionan
con:
-
Su ministerio (vs 9-10), él quiere saber qué va
a pasar con su ministerio ya que las cosas están cambiando, hay un terremoto,
se avecina una nueva temporada. Con respecto a su ministerio desea saber:
o
¿Cuál es el mensaje que va a predicar?
o
¿Cuál es la tarea a realizar?
-
Entendimiento sobre el entorno socio-político
(11-13a )
-
Entendimiento sobre la venida del Mesías (13b)
En síntesis, debemos orar como el profeta para que Dios nos
dé la capacidad de escuchar y ver (habilidades o facultades externas) así como
entendimiento/discernimiento (capacidades internas)- versículo 9.
En el caso de Isaías, su llamado incluía ir a predicar de
una manera tan clara el mensaje de salvación, que la gente estaría obligada a
aceptar o declinar el llamado, lo primero para salvación y lo segundo para
juicio. Se le estaba encomendando una palabra fresca, con una claridad sin
paralelos para provocar una respuesta hasta el punto de no poder regresar.
Creo que nosotros como equipo de intercesoras y la nación
toda debería caminar en este tipo de encuentro sobrenatural, por eso se vuelve
hoy nuestro punto de enfoque de oración. Creo que es el tiempo del lanzamiento
de los apóstoles y maestros que diseñarán nuevos métodos de explicar el
Evangelio y con mucho mayor alcance a medida que se aproxima la venida de
nuestro Amado Señor y Salvador, Jesucristo.
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