Y antes también Dios nos había hablado de esto, de cómo Su pueblo había sido un testigo vano porque nuestros ojos y oídos espirituales no estaban abiertos; sin embargo, no lo habíamos puesto dentro del contexto de que Dios está levantando atalayas. Pero, ¿Qué es lo que hace que los atalayas sean ciegos? Pues pueden ser muchas cosas, desde pecado hasta falta de alineamiento, sin embargo, en esta ocasión vamos a considerar lo que está causando más daño al Cuerpo de Cristo y que tiene dormidos a los atalayas de la ciudad, de la Iglesia y de los hogares.
La operación de este espíritu es evidenciada porque produce pasividad y religiosidad en el corazón de los creyentes. Los conduce a hacer y hacer muchas cosas mientras su corazón se enfría...lo interesante es que los atalayas ni siquiera se dan cuenta de que esto está sucediendo.
La incredulidad es dudar o no creer que Dios me ama y que desea mi compañía y mi afecto. Es dudar de quién es Dios y quién soy yo en Jesús. Es el opuesto de la fe. Es el terreno en el cual la semilla del pecado crece porque perpetúa el ciclo de nuestras decisiones. Comenzamos a hacer cosas que no deberíamos de estar haciendo. Contamina nuestro oído para no escuchar bien la voz de Dios; contamina nuestros ojos para no ver, condiciona nuestros labios para generar un diálogo interno orientado a paralizarnos en desánimo. Luego, fácilmente nos pone a dormir y perdemos nuestro destino. Es como una nube que como una cortina de humo que distorsiona lo que percibimos y por lo tanto lo que decidimos. La nube nos confunde y nos llave prisioneros. La incredulidad se describe además como escepticismo en materias de religión.
La historia de Eva en el libro de Génesis abre nuestros ojos a la realidad de cómo opera este espíritu. En los pasajes anteriores a la escena de la caída, Dios claramente establece que el ser humanos es corona de la creación y que Dios desea el compañerismo con Adán y con Eva. Dios deseaba esa conexión espiritual, emocional y mental en ese nivel tan profundo. Es esta conexión la que debía ser la definición de la verdadera vida en la tierra. Este debía ser el modelo de la relación amorosa entre Dios y el ser humano.
También, demuestra que el conocimiento que el hombre tendría de Dios venía precisamente de encontrarse con EL y conocerlo, no conocer o saber acerca de El, sino conocerlo a El. El hombre debería experimentar a Dios todos los días. Este conocimiento no era intelectual sino profundamente emocional y espiritual. A Dios le agrada que le preguntemos cosas, por eso la oración es la fuente de esta relación, así como una vida de ayuno y de estudio de la Palabra. Pero este amor voluntario fue tentado por la serpiente ya que la tentación a Eva fue de experimentar esta clase de conocimiento aparte de este diseño, comiendo del fruto del árbol del bien y del mal. En Isaías 11 se habla de Jesús y de cómo El aprendería a distinguir el bien y el mal y recibiría poder para vivir así a través de una dieta especial: ayuno, oración y Palabra.
La tentación que Eva experimentó es la misma que Jesús experimentó en el desierto: Si en verdad eres Hijo de Dios...puedes vivir bajo tu voluntad y satisfacer tus deseos y necesidades fuera de la voluntad y provisión de Dios...Trató de sacar del ayuno...del modelo de Dios de relación de amor y búsqueda de sabiduría hacia la autoconfianza.
Lo primero que el maligno hace es poner dudas en la mente de Eva acerca de la naturaleza de Dios. Básicamente le hace dudar de que Dios sea bueno porque no le permitía comer del árbol...Dios estaba reservando la mejor parte para que Eva no la disfrutara.
En el momento en el que aceptamos dudar de la naturaleza de Dios y Sus intenciones, perdemos la confianza en El y separamos los mandamientos que El nos ha dado de la verdadera motivación detrás de los mandamientos. La verdadera motivación de los mandamientos es precisamente amor. Los mandamientos de Dios y Su amor son dos caras de la misma moneda. No se pueden separar. Si los separamos, la decisión de pecar es fácil! Se ha construido en nuestra mente una fortaleza que ves tras vez nos hará tomar una decisión equivocada.
La tentación se dividió en:
Primero, hay un ambiente tenebroso en los momentos en los que la serpiente se acerca...hay una neblina oscura (Chechek) que confunde lo verdadero con lo falso y no le permite a Eva buscar sabiduría...hay confusión y duda...entonces
1. El diablo pone en duda la naturaleza y el carácter de Dios: la bondad y la ternura del Señor son puestas en juego, lo que entenebrece nuestros ojos, vela nuestro entendimiento y oscurece nuestras mentes mientras se roba nuestro corazón. El diablo quiere que pensemos que Dios está reteniendo de nosotros algo que es bueno, que es conveniente. "Dios te está robando tu futuro!"
2. Separación de la regla o mandamiento del amor e intenciones de Dios. Los mandamientos son límites de amor. El diablo está relegando la pregunta acerca de la verdad espiritual y eterna frente a una realidad terrenal visible. Esto finalmente daña nuestra identidad. Si el diablo pudo hacer que Eva dudara de la opinión que Dios tenía de ella cuando Dios "no se encuentra cerca" entonces él podría controlar sus pensamientos, su destino y finalmente su identidad. Esto es lo que precisamente trató la semana pasada, cuando Dios nos decía que nuestra identidad en El definía nuestro destino y nuestro llamado y no lo que otros o lo que nosotros mismos opináramos.
3. Cuando Dios no está cerca (no estamos en un servicio de iglesia por ejemplo), cuando no sentimos Su Presencia o sentimos Su cercanía, ¿Qué creeremos con respecto a la naturaleza de Dios y a nuestra identidad en El?
4. La acusación del diablo sobre Dios, Su naturaleza y la identidad de Eva la enceguecen. La duermen en esos momentos, disminuye su perspectiva de Dios (incredulidad), comienza a dudar de la naturaleza de Dios ( acusación a Dios) y cae en el ciclo del pecado y la muerte. La carne la durmió y se robó su destino, al menos momentaneamente. 1 Jn 2:15-17.
5. Cuando ya estamos en este ciclo, lo que sucede es que este espíritu ya se ha anidado en nuestro corazón y cederemos ante el espíritu de religiosidad. Por culpabilidad trataremos de hacer cosas para que Dios esté de nuevo contento con nosotros. Ya hemos separado el mandamiento del amor de Dios. Luego nos martirizamos por los pecados y no podemos salir de ese círculo. Todo lo que Dios nos diga, será palabra robada de nuestras vidas. Y ano confiamos en Dios y nuestra identidad se ha perdido.
Debemos enfrentar a este demonio de la incredulidad en nuestras vidas, en nuestras familias, en nuestros ministerios, en nuestras naciones. Debemos volver a reconocer la naturaleza de Dios, Su amor y cuidado, Su fidelidad y recuperar nuestra identidad: La Novia guerrera del Señor.